sábado, 15 de marzo de 2008

Funky Town I

I wake up from a bad dream, I can't fall asleep again, it's time to go, it's always time to go. Live like you want to leave, leave like you want to live. I walk downstairs barefoot, go to the hotel reception desk, trying not to wake up the clerk. Today's not my payday, it's never my payday, it's never my day, and, actually, it's not even daytime. There are no days in Funky Town, it's always 5 am, Sunday. Fall. The Moon goes up, goes down, and it goes up again a couple hours later. Counting the moon cycles i've been in this black hole for about two years. Two years... and three months. The only reason I'm still alive is that I only mind my business, sometimes not even that. I'm one of the most calm guys in town, I even have a group of allies. "Friends", if you may. We have no address, but we know where to find each other. Frankie's Piano Bar. I take the tip can off the desk, slowly, silently. I open it up at the alleyway. Two fives, enough for a couple beers. I make my way among whores, drags, junkies and bums, trading what's left of coke for some smokes, a lighter and pocket change. I finally make it to Perl and Broken Bvd. There are the boys, Mark and gorey, smoking noires and stinking of sweaty leather. The poster says "Nino Bohren and band, all night, all nights". It's better than nothing. It's cheap. It's great. I still remember the first night I went in, I puked my guts out, the smell corroded my nose, guts and brain. It took me a while to get used to the pungent stench of sweat, smoke and urin that was eating the wallpapers. An Old-Timer told me once it was because this is the only bar in Funky Town that never closed since opening night. And that... that happened before I was born. I order a round of beers for the party, and I light the first smoke "of the day".

martes, 10 de julio de 2007

dead bottles and broken friends

Apuró el vaso de whisky y salió del bar, advirtió que se había olvidado el cigarrillo recién encendido en el cenicero, pero no tenía tiempo de buscarlo antes de que el dueño saliera del baño. Aceleró el paso hacia el pasaje y se adentró hacia la oscuridad, siete cuadras caminó antes de salir a la luz de la avenida, era una noche de botellas muertas y amigos rotos, entró en una estación de servicio y compró una gaseosa, no agarró las monedas del vuelto, el aire dentro del autoservicio era monstruosamente puro y su cuerpo sentía que se estaba desintoxicando. Salió como despedido, miró las señalizaciones de la calle y supo dónde estaba, no era lejos de su casa, unas treinta cuadras, estaba tan borracho que no le importaba caminarlas, ladeándose. Estaba tan sólo que no le hubiera molestado tomarse un taxi sólo para que lo pasearan. No pedía hablar, confidentes tenía pocos, y estaban lejos, se perdían en una marea de humo y alcohol. Tal vez lo único que necesitaba era escaparse de todo eso, volver a casa, agarrar sus ahorros, tres libros, cuatro discos, su mascota y un cóctel homeopático. Ah, y el martillo, por supuesto, su herramienta en materia de filosofía, su martillo para romper ese vidrio de la obra en construcción y poder llevarse esa maleta que hay detrás, esa maleta que tanto le gusta. Meter todo dentro, comprar algo de ropa en la terminal e irse a cualquier lado, Cruz del Eje, Valle Hermoso, Rosario, Rafaela, Buenos Aires, La Plata. Empezar de nuevo. Tal vez lo único que necesitaba era eso. Llegó a su casa...

martes, 26 de junio de 2007

The Kackabet

Y ya estamos listos para escribir...

martes, 19 de junio de 2007

un suelto...

La puerta principal estaba siendo golpeada con violencia. Pero todos hacían caso omiso.
Apuntó la escopeta hacia la araña de cristal que colgaba del techo, disparó. De inmediato una lluvia de cristales y vidrio, sólo un foco permaneció prendido, disparó una vez más.
-Vamos a ver cómo te las arreglás en la oscuridad -masculló, y prendió su lámpara de bolsillo-.
El televisor empezó a mostrar estática, señal de que se estaba acercando. Su amigo estaba agazapado con su rifle detrás de un sillón en la otra esquina del cuarto, sólo había una entrada posible, las ventanas estban selladas con tablones. Ambos miraban hacia la puerta. El sonido de algo viscoso se oyó tras la puerta pero no pudieron oírlo porque en las habitaciones contiguas ya habían abierto el fuego, uno por uno iban cayendo, el final había comenzado. Lo que estaba detrás de la puerta entró. Abrieron fuego inmediatamente y le asestaron por lo menos seis disparos.
-Creo que ya murió, no dipares -dijo, y se acercó a ver-. Es verde... Y baboso... No tiene rasgos faciales, sólo ojos y boca... Es horrible...
Aproveché que en la otra habitación seguían disparando para salir de mi escondite y morderle el cuello a su amigo, murió casi instantáneamente. La puerta principal fue violada y una multitud embravecida irrumpió en la residencia.
Un personaje desconocido entró en la habitación, su ropa estaba hecha jirones y su boca y nariz sangraban.
-Es la anarquía, acaba de estallar, están saqueándolo todo -dijo, y profirió un grito cuando iluminó el rincón donde me encontraba con su antorcha, el otro disparó-.

sábado, 16 de junio de 2007

help me i am (in the house of flies)



nine inch nails - help me i am in hell

del disco broken

video de la broken movie (andá a conseguirla)

Introductio

Como todo literato que se precie (increíble, no sólo me autoproclamo literato sino que me precio), he de abrir un blog malsano con este template horrible (y ya obligatorio en el rubro) que es Minima Black, con la sola intención de comer caca. Caca de las más variadas proporciones, colores, formas y sabores. ¿Olores? Uno solo, olor a caca. Bueno, dos, olor a caca y a libros viejos. Imaginen este espacio como una habitación de 2x2, con una biblioteca, un colchón y una pelela. Acá es donde vivo cuando termino un libro y espero ansioso la diarrea que provoca la ingesta de uno nuevo. Esto es un altar a la crítica escatológica y destructiva.

Cita Obligada:
    Porque basta que me susurren que no debo tomar, qué digo tomar, comer mierda, para que yo me sienta irrefrenablemente seducido por todo tipo de caca. Todo eso está en este libro. Y también en Poe. Sólo que menos dicho, fijate. Y por eso sospeché que deberías saberlo. Aquello del Demonio de la Perversidad.
Y repentinamente, de un trago, se bebió el vaso de whisky. La muchacha parecía a punto de llorar.
    -Pero vos no sos
ellos -dijo Mara; casi lo gritó.
    Él la miró un segundo, como deslumbrado, se reía.
    -Eso sí que es una verdad -dijo-. Pero no vayas a creer que me estás salvando de algo. No vayas a creer que acabás de decirme un extraordinario piropo. Vámonos.